27 de noviembre de 2012. Ayer, 26 de noviembre, fue la primera jornada de trabajo en Río de Janeiro para los doscientos delegados de la pastoral juvenil de 75 países y 40 movimientos y asociaciones laicales, que participan en el encuentro internacional de preparación de la JMJ de Río en el mes de julio de 2013 (23-28). En la mañana pronunciaron sus ponencias el arzobispo de Río, Mons. Orani Tempesta, y el cardenal Stanisław Ryłko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, seguidas de la presentación de la peregrinación de la Cruz y el Icono de la JMJ en las diócesis brasileñas, con fotos y testimonios, y de una ilustración de las características geográficas y logísticas de la ciudad carioca.

“Las Jornada Mundial de la Juventud, por sí mismas, no bastan para orientar y educar a los jóvenes en la fe, sino que hay que integrarlas en la pastoral juvenil ordinaria a través de un trabajo diario y paciente”, subrayó el Card. Stanisław Ryłko. Dirigiéndose a los 200 delegados presentes, dijo: “Las JMJ son una parte integrante y fuerza motriz de la pastoral de la Iglesia hacia los jóvenes y tiene un peso importante para su evangelización”. No obstante, “en torno a ellas tiene que estar siempre la tarea educativa de las diócesis, parroquias, movimientos y asociaciones”, porque “hay que preparar las JMJ en un modo adecuado, si se quiere tener una respuesta en la vida de fe”. Para el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos es necesario que se dé una “continuidad al evento en la vida de fe de los jóvenes, en su cotidianidad. La experiencia del Consejo Pontificio para los Laicos – afirmó – confirma que en los últimos años los responsables de la pastoral juvenil han madurado la conciencia de esta necesidad y esto es un signo importante. Es responsabilidad de los adultos y educadores anunciar a Cristo a los jóvenes. Esto es lo que los jóvenes esperan. Pongamos a Cristo de nuevo en el centro y ayudemos a los jóvenes a encontrarle en su vida”. El arzobispo de Río, Mons. Orani Tempesta, recordó en su saludo el “Mensaje a los jóvenes” de Pablo VI al final del Concilio Vaticano II, invitando a los presentes, entre éstos también muchos voluntarios de la JMJ, “a recoger la antorcha de la fe y transmitirla a vuestros coetáneos. Vosotros sois los primeros misioneros. Evangelizad a vuestros amigos”.

De la organización de la JMJ y de sus contactos con las instituciones brasileñas, en cambio, habló el nuncio apostólico en Brasil, Mons. Giovanni D’Aniello: “Se está realizando aquí un gran esfuerzo para organizar la Jornada Mundial de la Juventud; hay colaboración entre la Iglesia local y las diversas autoridades a nivel estatal y municipal. El objetivo es dar la mejor acogida a los que vendrán y hacer que la JMJ tenga éxito”. “Como Iglesia – añadió el representante vaticano – el éxito que buscamos es el espiritual y no tanto el de la representación. Queremos que la JMJ dé un impulso a la vida de fe de los jóvenes del mundo entero. Esperamos que la Jornada de Río sea un trampolín para los jóvenes una vez de vuelta en sus países, donde están llamados a testimoniar su fe y a comprometerse en la sociedad”. Con el aproximarse de la JMJ en el país sudamericano, y no sólo en Río, aumenta la expectativa por la visita del Pontífice: “Los jóvenes saben que podrán rezar con él, quizás viéndolo sólo de lejos; es alentador ver cómo se están preparando para este encuentro. Brasil tiene 276 diócesis y es un país que espera al Pontífice como a un padre. Es un país enorme con tantos desafíos que tiene que enfrentar, también en cuanto a la fe, pero que con la Iglesia y en la Iglesia se pueden superar”.

La tarde estuvo dedicada a la entrega de información para los delegados sobre aspectos técnico-logísticos, útiles a conocer, desde los alojamientos al kit del peregrino, desde el ticket para las comidas y el transporte hasta la expedición de los visados y el seguro. El argumento que suscitó un mayor interés, también por lo delicado, fue el de la seguridad, enfrentado por uno de los responsables de la Secretaría Eventos especiales de la Policía Confederal, Roberto Azir. “Estamos creando el mejor escenario posible para la seguridad de la JMJ, actuando en conjunto con el Ministerio de Defensa, con la policía estatal, la guardia civil y militar, con la policía municipal, con un total de 16 agencias que actúan juntas en forma integrada bajo la coordinación del Ministerio de Justicia”. La JMJ y la visita papal son una importante prueba, como lo fueron también otros encuentros que el país acogió en los pasados años, que servirá para poner a punto la máquina de la seguridad para los demás grandes eventos como son el Mundial de Fútbol (2014) y la Olimpiadas (2016). “Río de Janeiro – dijo Azir – ya no es la ciudad de un tiempo atrás. Hoy muchas cosas han mejorado y la seguridad es una de ellas. Muchas zonas han sido arrebatadas al control del narcotráfico y la criminalidad ha disminuido, según lo demuestran las estadísticas. Queremos que estos grandes eventos cambien la imagen negativa que tenemos en otros países. Estamos trabajando en la dirección correcta. Conseguiremos darle a la JMJ una ciudad ordenada y segura”.